miércoles, 6 de mayo de 2015

Erase

Erase una vez un niño,
por serlo voluntad débil 
Y erase que era un adulto,
con ya el instinto formado, 
que obedecía a ese niño 
por lo que el niño creía
y por creerlo veía  
que de los dos era el fuerte 
y que el adulto era el tonto
No se confunda el adulto 
y reconozca a ambos bien 
que ha de llevar el las riendas 
Los criterios infantiles 
por instintos sin hacer 
no puede tomar en cuenta 
Los que cuentan son los de él. 
Y aún menos han de importarle 
los viciados, caprichosos 
! No tienen ni voz, ni voto !

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