Erase una vez que había
una saga, dinastía de actores,
todos fingían con el único objetivo
de vivir acomodados.
Lo suyo era hacer teatro,
desde niñ@s lo aprendían
Fingiendo, banales gestos
en frívolos rituales
y con palabras vacías,
al público seducían
a que sintiesen afecto,
el que ell@s no sentían
ya que no tenían alma,
sentimientos, corazón
La esencia de sus palabras y gestos
no eran más que un estudiado guión,
un guión que interpretaban
delante las bambalinas
que sentir nada sentían
inhumanos, insensibles
siendo el público sintiendo
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Lo primero son las pruebas
Demostrar la nobleza, Valentía;
que a un@ corona el heroico Valor,
que para ser antihéroe basta la palabrería,
unos fingidos semblantes y unos teatrales gestos
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Lo primero son las pruebas
Demostrar la nobleza, Valentía;
que a un@ corona el heroico Valor,
que para ser antihéroe basta la palabrería,
unos fingidos semblantes y unos teatrales gestos
El Rey, El Peón y El Juego Las Marionetas
Había una vez un rey,
una pieza de ajedrez
tan ladina, tan astuta
y fría, calculadora
que encontrándose ya en jaque
con el alfil aliada
sugestionara a un peón
Tan vanidoso le hizo
que subido en el caballo
fingiendo una dirección
por sorpresa la cambió,
su ataque fuera a traición
e hizo el amo del tablero
y las piezas de ajedrez
Pasado el tiempo la parca
le dio mate a este peón
y el rey ocupó su puesto
sin montar nunca al caballo;
de la torre, fortaleza
se hizo el amo, el propietario
Estaba experimentado
en las tretas, artimañas
que lo suyo era el teatro
y al peón utilizó para sin correr peligros
y para quedando él bien
quedando mal el peón
con las gentes del castillo
ser quien dirigiese el juego,
el juego las marionetas
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