En los pueblos catalanes.
Me ocurrió en un pueblo del Bagés que yendo a comprar a una mercería sentí el ponerse a la defensiva de la dueña que la atendía hablando en catalán. Lo sentí no solo por el catalán, era su mirada; toda ella.
Más o menos me limité a un :
- Disculpe no sé catalán y ya estoy talluda para aprender cosas nuevas. Sinceramente no me apetece.
Cambió radicalmente de postura.
- No se preocupe, no pasa nada
Y me echó una parrafada en castellano Y es que sienten que uno va a atacarles. Es su temor, un temor debido al pasado que se les va con cuatro palabras como las mías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario