Pagaban el precio necios
del pensamiento de hormigas,
de aquella rama de hormigas;
que aquella estirpe de hormigas
que entronizada en el tiempo
vino causando lamentos
por sus cerebros de hormigas
Pagaban el precio necios
de ser cerebros suicidas
fulminando neuronas
con las ideas de hormigas,
de aquella rama de nobles con limitados cerebros,
de la real dinastía cuyos cerebros de hormigas
ideaban hormigueros y el sistema las hormigas
Pagaban el precio necios
de ser cerebros suicidas
neuronas desintegrando
hasta un gruyere parecer;
ser agujeros por aculla,
ser agujeros doquier
Pagaban el precio necios
de reflejar las hormigas,
unos cerebros que enfermos,
que en el estado de hormigas
Pagaban el precio necios
de ser cerebros suicidas
que no notaban la muerte,
asesinaban neuronas
hasta un punto perceptible, mala muerte,
que del estado de insectos
eran al de vegetal
y en silla y cama postrados
ritualmente agonizar.
Pagaban el precio necios,
las monedas que pagaban
a cambio de su pensar,
de como hormigas pensar
eran propias neuronas
Y es que la natura cobra,
cobra el no se corresponda
con su natura el pensar
por el fondo y por la forma
Y es que la natura cobra,
cobra el no se corresponda
con su natura el pensar
por el fondo y por la forma
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