El Rintintín Español

Al pueblo español, no ell@s, el pueblo nos llevamos la palma a la hora del sarcasmo, del rintintín

Macho también lo es el gallo y el ratón 

y hembras hay ranas y sapos 

pero a ninguno tildamos hombres, 

mujeres, personas, humanos

ya que son irracionales 

y por lo tanto amorales

Narcisistas y Sus Delirios Supremacistas

Les viene a ocurrir igual


Nosotr@s hemos de ver y hacerles ver su realidad, su verdad para acabar con su despótica soberbia para que se esfuercen, para que se esmeren en alcanzar ser unos civilizados adult@s racionales

El Ignorante Tener

Quienes creen que el tener

a expensas,  esclavizando
u a otros u otras pisando

sepan nada lo logrado 

tiene valor, valentía 

! Qué no es el oro valiente

ni son valientes las gemas 

ni el petróleo lo es !

! Qué eso es dar cualidades 

nobles, el heroico valor lo es, a los materiales
que por no tener no tienen
cerebro reptil, de hormiga o pez !

El Ridículo Origen Alado De Los Supremacismos

En la casa de la Irene 

todo el mundo es ya mayor,

así que todas y todos cooperan, 

hacen lo que mejor saben

y a todos les beneficia 

sin que existan diferencias 

como en la casa Lucia,

donde hay niños a aprender 

a cooperar y que ello les beneficia
En la casa de Ismael
se da jarabe al enfermo,
al sano no se le da

y no es que sean distintos,

que Ismael sea un injusto.  

 Por absurdo que hoy nos parezca, pues lo es, el origen del supremacismo lo desencadenaron los drogadictos, los adictos a las plantas alucinógenas que estaban convencidos y convencían de que sus alucinaciones bajaban del cielo volando, del sol al que animistas como eran concedían sus cualidades practicando la prosopopeya literal, de ahí que esta  ridícula idea suya que dio lugar a la dualidad la simbolizasen con animales y otros seres alados. 

Alucinaciones superiores, divinas, celestiales, extraterrenales, extraterrestres encarnadas en ellos. Las ideas de los demás no eran superiores lo que les hacía inferiores, exclusívamente terrenales, pero a su sombra surgían escalonadamente sus favorecidos y desfavorecidos a servirles, las castas o clases.
Y volvían a subir volando con sus alitas.