sábado, 1 de julio de 2017

Infundado Derecho A Enchufar, Nepotismo

 Utilizando el instrumento - tapadera que es el recurso explicativo Dios enchufa a su familia, crea su dinastia, saga, estirpe, rama o árbol genealógico de privilegiados, favorecidos ¿ Tal Derecho era Divino ? Sin tal instrumento - tapadera no habría sido el influyente Faraón del, a su vez, influyente  Estado Pontificio para dejar a su descendencia cercana y alejada muy bien situada en el piramidal sistema religioso, igual a influyente. 


Alejandro VI (Játiva, Valencia, c. 1431Roma, 18 de agosto de 1503) fue el papa n.º 214 de la Iglesia católica entre 1492 y 1503. Su nombre de nacimiento era Roderic de Borja (Rodrigo de Borja en castellano o Borgia en italiano). Hijo de Jofré de Borja y Escrivà y de Isabel de Borja, hermana de Alfonso de Borja, obispo de Valencia y futuro papa Calixto III.1 2
Rodrigo Borja alcanzó el poder gracias al nepotismo y lo mantuvo por él, consiguiendo su ascenso dentro de la jerarquía de la Iglesia católica gracias a su relación con el papa Calixto III, de quien era sobrino. Esta relación familiar le facilitó el acceso a Cardenal diácono y el desempeño de numerosos cargos de gran importancia dentro y fuera de la Curia Romana, que le permitieron hacerse con las influencias políticas y el prestigio que, finalmente, le llevaron al solio pontificio en 1492.3
Una vez elegido papa como Alejandro VI, desencadenó y se involucró en decenas de situaciones políticas, envuelto en intrigas y en las tormentosas y traicioneras relaciones entre los poderes internacionales. Buscó a través de alianzas políticas y conspiraciones hacer que su familia se consolidase dentro de la nobleza italiana y acrecentar en toda posible ocasión su poderío, tarea que emprendió en conjunto con sus hijos, Juan, César, Lucrecia y Jofre, los cuales sirvieron como instrumentos de sus maquinaciones políticas.4
A través de la Guerra italiana de 1494-1498 y la Guerra de Nápoles (1501-1504) se las ingenió para no solo asegurar su poderío, sino para acrecentarlo, valiéndose de las rivalidades entre las potencias de la época y las tensiones políticas entre las familias de la aristocracia europea, consiguiendo durante los 11 años que duró su papado impulsar hasta la cima del poder en la península itálica.5
Trágicamente, las mismas intrigas y poderes que le sirvieron para llevar a la Casa de Borgia a la cima, aseguraron su destrucción, pues todo el poder que los Borgia habían obtenido, inclusive el éxito militar de César Borgia, giraba en torno a los Estados Pontificios y por ende dependía de la permanencia de Alejandro VI en el poder, por lo cual la vasta red de condados, principados y territorios que los Borgia habían puesto a sus pies, sucumbió ipso facto con su muerte, sellando el destino de César Borgia, quien moriría cuatro años después en 1507, y sepultando la era de los Borgia y su dinastía.6

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