Un ejemplo
Los tuareg.
Cuando uno se pierde en el desierto viéndose sin salida pone la nuca al sol para librarse de una terrible agonía, acelera su muerte.
Los signos, datos naturales, naturales que indican no tiene nada que hacer o sus posibilidades de sobrevivir son tan mínimas que no ha de considerarlas para no sufrir tal terrible agonía se los han dado quienes le quieren bien. Mentirle conociendo dichos signos, datos, sabiéndolos es condenarlo a padecerla, luego de no quererle bien, de verdad.
Los caballos u otros por los signos naturales, datos naturales que les llegan y penetran por sus sentidos huelen, sospechan, intuyen la llegada de una tormenta, de un fuego y actúan coheréntemente.
Criada en el campo yo olía la llegada de la primavera, que venía una tormenta.
Y dime, responde hermano.
Pregunto pues me lo olí
Acaso de ser botados
cocinando una clara dictadura
Esta es siniestra, es oscura.
Sospecho por conocerlos, saberlos,
que conozco como piensan
esas retorcidas larvas.
Puede ser, hermano mío,
me des la confirmación
de si buen o mal olfato
pues poseas, conozcas, sepas algún veraz dato
o al alcance de tu mano
Yo no puedo corroborarlo,
confirmarlo
Darme la confirmación
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