Es tan contradictorio que hace ser a los democráticos referéndums una autentica parodia, un grotesco y grosero espectáculo. El contrasentido ridiculiza a dicha democracia y a la democrática Unión Europea que admite que en su marco prosiga vigente la dictatorial voluntad de un dictador, de un tirano, de un déspota sobre un cuantioso número de sus ciudadanos.
España es una dictadura, España ya que sigue viva, en vigor, vigente rigiendo la voluntad del dictador africanista Franco. Sobran los referéndums y los salarios de los gobernantes ya que no representan la voluntad del pueblo soberano, razón esta de sus salarios; unos suculentos salarios que junto a dietas y demás privilegios se ponen ellos mismos a su capricho. Nadie les controla aunque, eso sí, adquieren compromisos con la UE como si fuesen demócratas estando como están al margen del democrático conjunto que configura la UE, UE que con ello se ridiculiza como democracia.
Parece mentira que Europa con la solera que tiene, una solera que la hace paladín de la libertad contra un yihadismo que nos pretende posesiones, pertenencias,esclavos, huéspedes a parasitar, admita esta burla que a mi, como ciudadana europea que soy, me resulta tan ofensiva. Es una astuta tomadura de pelo a la UE, una UE que con ello se ridiculiza. El rigor, la formalidad, la seriedad de la UE admitiéndolo brilla por su ausencia, está quedando a la altura de los zapatos.
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