Los instintos, los primarios
astutos como rastreras serpientes
ocultan sus reales pensamientos,
su vera mentalidad,
sus retorcidas ideas
lo mismo que el delincuente
se oculta en la oscuridad
pues ser es un delincuente.
Fríos calculan los medios
para conseguir su fin
y los van llevando a cabo.
Engaña, miente, finge, aparenta;
apariencia que fascina, ilusiona,
cautiva, hechiza, embruja, encandila;
logra hacer alucinar
y finge querernos unidos
y a unos contra otros encizaña,
ladínamente envenena
que nos quiere divididos
y la unión hace la fuerza.
Y todo ello nos envenena,
pone negros, nos amarga
que amargo es todo veneno,
que amarga es toda cizaña
y más aún cuando alcanza
su fin, la traición final
que la sierpe es traicionera
Y quiere escurrir la culpa,
conseguir la impunidad
! La sierpe es escurridiza,
tras envenenar escapa,
cobarde huye, se va
entre el matorral
No asume las consecuencias
de su veneno inyectar !
El Hedor De La Ambición
El fin justifica el medio
del que no tiene principios,
del que no tiene valores,
del que no tiene finales
para cometer traiciones
ni ser infiel a sus dichos,
dichos que contradicciones
ya que no tiene principios,
ya que no tiene valores.
Huele a sucio que no a limpio,
huele a pudre, a corrupción.
Huele como el huevo pudre
que supura por los poros
enfermo, fétido olor
Es su hedor a mercenario
y a su única devoción,
el final que justifica,
que tiene como ambición.
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