En ambos casos los agresores internos dejan a los cuerpos a una y otra escala con el culo al aire ante posibles agresores externos que, oportunistas, no desperdician la oportunidad.
Como no hay enfermedad que no sea agresiva para el individuo y la defensa es legítima, así ocurre con la enfermedad que, por el hecho de serlo, debilita al Cuerpo Social llevándole a la plena indefensión ante cualquier otra agresiva enfermedad. La defensa es igualmente legítima y por ser legítima no es punible.
Acaso no es igualmente agresiva la enfermedad que son los parásitos indebidos del Cuerpo Social, las Tenias y las lombrices que a sus expensas, que a costa de dicho Cuerpo Social conservan y aumentan sus debilidades, excesos, caprichos, lujos, antojos, vicios ?
De caer en toda tentación dada su debilidad mental, su débil voluntad inicial, pasan a debilitarse tanto que se corrompen por completo.
Justo es lo necesario que no las debilidades, excesos, lujos, caprichos, antojos, vicios a los que se hacen adictos, tanto que llega un punto en que no hay forma de que se satisfagan y acaban con el Cuerpo Social, igual que ocurre a pequeña escala de no defendernos nuestro propio sistema defensivo - nuestras defensas - y sanidad, que son quienes velan con nosotros por nuestra salud integral y vidas.
Si el Cuerpo Social nos defendemos como podemos ante una agresiva enfermedad interna para que no acabe con nosotros es por no tener o no actuar las defensas.
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