La inmensísima cantidad de agua del planeta está maldita, ya que la casta sacerdotal tan solo echa flores a una cantidad tan diminuta que resulta ridícula, no es valorable.
Entre la inmensísima cantidad que no han bendecido, luego está maldita por lo que no hay que respetarla, está nuestro unificador líquido amniótico, el de las matriarcas o sagradas madres que esta tanto ensalza o piropea o bendice o bien dice o bien habla o sacraliza y no solo en unos y otros versos libres.
A quien lanzo improperios es a toda su hilera de sucesores
No hay comentarios:
Publicar un comentario