Entre la inmensísima cantidad que no han bendecido, luego está maldita por lo que no hay que respetarla, está nuestro unificador líquido amniótico, el de las matriarcas o sagradas madres que esta tanto ensalza o piropea o bendice o bien dice o bien habla o sacraliza y no solo en unos y otros versos libres.
A quien lanzo improperios es a toda su hilera de sucesores

No hay comentarios:
Publicar un comentario