A quien le han contado y/o leído un cuento sabe lo que estimulan.
En esta nuestra España hay muchas Teresas.
Teresa entró en mi vida, penetró a ser parte de mi memoria emotiva, es entrañable. No, ella no peneentó ni con pene o arma blanca mi carne.
Teresa, que es una señora, ha sido y es fuerte, una luchadora dulce y amable etc. Teresa ha sido y es suave y resistente como los hilos de seda. Para nada está reñido el ser fuerte con otras cualidades; para nada es una fémina de las definidas en su tiempo marimacho.
Teresa ha sido y es el ideal de su compañero de toda la vida - y de sus hijos y otros. Teresa es el fruto, es el producto del esfuerzo por evolucionar, madurar, crecer, avanzar, progresar, mejorar como es natural.
Nadie con dos dedos de frente cree hoy en día el cuento ese en que Eva fue creada de una costilla de Adán, otra cosa son los ideales femeninos de algunas cabezas masculinas como diosas, vestales o vírgenes y Galateas, ideales de esas cabezas que puestos e impuestos como modelos a seguir han dado lugar como consecuencia a sus imitadoras y no solo frívolas ya que la mitología zoofílica - toros, palomas, cisnes - vemos estimula digamos el morbo.
No, Teresa, que está asqueada y aburrida de la superficialidad, no se parece a ninguno de dichos ideales ya que por no imitar a ninguno de ellos no es una imitación de ninguno de ellos. Teresa no es un invento, no es una creación de ninguna de esas cabezas masculinas " Divinas" y/o maravillosas, Teresa es el fruto, es el producto del esfuerzo por evolucionar, madurar, crecer, avanzar, progresar, mejorar como es natural. Ella por no ser una imitación es original.
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