Sobre el público escenario,
subidos al falso altar
creían ser los mandamases
los que las piezas movían
con sus infantiles dedos,
sus dedos primaverales,
sus dedos de monaguillo
! Y eran ellos los movidos
por unos embaucadores
que manejando los hilos
en la penumbra, en la sombra,
sitos entre candilejas !
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