El político, tan producto de marketing como otro cualquiera,
tiene una ventaja sobre el resto de los bonitos productos que se nos venden.
El político de ser un producto en mal estado, fraudulento y por serlo ocasionar cantidad de males
no tiene castigo, pena, condena, condena que si tendría un granjero o comercio
que nos vendiese un producto llamado huevos en mal estado causándonos salmonelosis u otro.
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