Hay quien prefiere un perro a un hijo. Un hijo te absorbe, su atención integral, por completo el tiempo, tu vida. Claro...el infierno es una pura trampa luego siempre peligra. Bobadas, no es ni parecido el sufrimiento de perder a un perro, he tenido perros desde niña, que un hijo. Los lazos afectivos se van haciendo más y más intensos con los hijos siempre. Y en esa atención integral entra que son más caros que un perro = trabajar más
Y. De lograr que..
sus cerebros controlasen sus cuerpos como nosotros los nuestros por ejemplo para atornillar u otra cosa y, algunos, reproducirse con hembras de esa u otra especie....a nosotros ya nos habrían hecho desaparecer
Y es que EL MAL es una enfermedad que no complementó ni complementa EL BIEN. Si fuesen realmente, verdadera, auténticamente sensibles por no soportar el sufrimiento ajeno en la propia especie...ya habrían acabado con él. No han cesado de aumentarlo. Son sectas algo más, mucho más que herrorosas.
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