Por supuesto niños sensibles.
Para ellos todo es juego.Maleamos nosotros ya maleados sus mentes.
Nada encuentro más parecido que los niños felices en la naturaleza Se limitan a sentirse bien unos con otros jugando ingenuamente, en su inocencia. Un niño en el otro se ve reflejado, ve reflejado su sentir - Es como yo, siente como yo - y con ese saber lo sabe todo, no precisa conocer más. Deduce el sentir del otro, empatiza con el otro, comprende el sentir del otro, deduce el sentir del otro por el suyo propio; aprenden como esponjas unos de otros que unos a otros todo se enseñan, comparten su saber y lo demás, son generosos que hasta un pedazo de rechupeteado chicle comparten. Su imaginación es desbordante. Por jugar comen cualquier cosilla, por jugar no hay calor, ni lluvia, ni frío; luego somos nosotros quienes les hacemos querer más de lo preciso para la carne. El ! Te gané ! es parte del juego,
no es competitividad. No quieren poseer la luna, contemplan su belleza como contemplan las formas que hacen las nubes al moverse pasando a formar parte de su bello conocimiento, su riqueza, su posesión inmaterial de lo material; su tener.

Dios. Una especie, familia, civilización civilizada de mentes, principios vitales
Material, naturaleza altamente delicada, sensible y por ello artística, creativa, imaginativa.
Una mente sabia. Unas mentes que se conocen, conocen su delicadeza y se comportan conforme a ella, sus necesidades para conservarse sanas, un sano conjunto.
Millones de mentes teniendo voluntad propia y una sola voluntad, conservar la salud. Calidad de vida.
Nacer, crecer gozosamente cambiando de forma, de figura para comunicar unas a otras las ideas y reproducirse, multiplicarse a voluntad por división al infinito.
Toda mente capacitada conociendo a las restantes mentes por a ella misma conocerse. Toda mente rica en conocimiento intercambiando y combinando alegremente dicho conocimiento.
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